Francia y Alemania, tradicionalmente consideradas las fuerzas impulsoras de la Unión Europea, han atravesado un período de tensiones políticas y económicas que han debilitado no sólo su propia recuperación sino también la estabilidad del bloque en su conjunto. La falta de consenso interno en ambos países, combinada con las crisis económicas que la acompañan, crea un panorama de incertidumbre que preocupa a Bruselas.
Aunque las economías francesa y alemana comparten problemas estructurales, como un débil crecimiento económico y altos niveles de deuda, las causas de sus dificultades son diferentes. Sin embargo, hay un factor común que está empeorando la situación: la polarización política y la incapacidad de alcanzar un consenso amplio en un contexto de creciente fragmentación ideológica.
En Alemania la situación es particularmente compleja. El actual gobierno de Olaf Scholz se enfrenta a un nivel de desprecio que sin duda es capaz de afrontar con eficacia. A pesar de los problemas internos del ejecutivo, sus rivales políticos, los democristianos de la CDU, también tienen suficientes alcaldes para gobernar en solitario, lo que les obliga a considerar alianzas que son, por ahora, prácticamente intocables. La CDU mantiene un estricto cordón sanitario hacia el líder de Alternativa para Alemania (AfD), partido de extrema derecha con el que no quiere cerrar ningún acuerdo.
La única alternativa posible para Alemania parece ser la creación de una coalición aún más fragmentada y polarizada, que incluiría a los socialdemócratas de Scholz, los Verdes y quizás a los poscomunistas de Die Linke. Sin embargo, esta opción no es controvertida y podría profundizar las tensiones políticas si se resuelve.
En Francia la situación no es menos preocupante. El partido de Emmanuel Macron está experimentando serias dificultades para gobernar en un entorno político cada vez más hostil. Desde las elecciones legislativas de 2022, Macron ha evitado pactos con partidos legales tradicionales que limiten su margen de maniobra. Por otro lado, cualquier interés en la extrema derecha de Marine Le Pen es políticamente insuperable, dado que el gobierno se encuentra en un punto muerto.
Además de la parálisis política, Francia lucha contra graves problemas económicos y el nivel de deuda y déficit público es mucho mayor que en Alemania. La economía francesa está atrapada en un círculo vicioso en el que el aumento de la deuda limita la capacidad del gobierno para reducir el déficit, mientras que las medidas de ajuste fiscal necesarias para estabilizar las finanzas públicas podrían desacelerar aún más la actividad económica.
Los proyectos económicos para Francia no son apasionantes. Según el Observatorio Económico Mundial de la OCDE, se espera que el crecimiento del PIB en francos sea sólo del 1,1% en 2024 y se desacelere hasta el 0,9% en 2025. Aunque los Juegos Olímpicos pueden estimular el consumo privado. En 2024, este efecto será insuficiente para revertir las tendencias negativas de largo plazo.
El déficit público de Francia ronda actualmente el 6,1% del PIB, muy por debajo del límite del 3% establecido por las regulaciones europeas. A pesar de los esfuerzos del gobierno por consolidar las finanzas públicas, la deuda sigue creciendo y se espera que alcance el 120% del PIB en 2026. El presidente Macron planteó esta situación cuando anunció una ley especial que prorroga los requisitos hasta 2024, cuyo objetivo es evitar la parálisis total del gobierno mientras se negocia un nuevo proyecto presupuestario.
En este contexto, la tensión entre Francia y Alemania se hace cada vez más visible. Ambos países luchan contra dificultades internas que les impiden avanzar en la coordinación de políticas comunes dentro de la Unión Europea. Por ejemplo, se interrumpieron las negociaciones sobre la aprobación de las condiciones europeas para 2025, lo que profundizó la parálisis económica e institucional en el bloque.
Alemania, por su parte, también ha atravesado un período de incertidumbre económica. La falta de competitividad de su sector, combinada con los altísimos precios de la energía y la desaceleración de la economía china, ha debilitado gravemente la “locomotora de Europa”. Según la OCDE, la economía alemana crecerá a cero (0%) en 2024, con una recuperación moderada del 0,7% en 2025.
La OCDE informó que la transformación verde y digital de Aleni es clave para recuperar la competitividad a escala. Sin embargo, el país está teniendo dificultades para implementar estas reformas debido a la fragmentación política y las limitaciones supuestamente impuestas por el mecanismo constitucional de control de la deuda.
En este escenario, Europa empezó a mostrar un modelo relativamente más fuerte en comparación con Francia y Alemania. Por ejemplo, España se ha convertido en una de las economías desarrolladas con mayor crecimiento en 2023, con una previsión del 3% para este año y del 2,3% para 2024. Además, el gobierno español ha reducido el déficit público por debajo del 3% del PIB, en línea con la legislación europea.
Portugal también ha mostrado avances significativos, con una subvención prevista del 0,4% del PIB en 2023 y un crecimiento económico previsto del 1,8% para 2024. Grecia, por su parte, ha reducido su déficit en 40 puntos desde 2020. Mantiene cierta política consolidación presupuestaria, lo que contrasta con la situación en Francia.
Este cambio en el equilibrio económico de la Unión Europea confirma la creciente divergencia entre el núcleo franco-alemán y el sur del bloque. Mientras que los países del sur han implementado reformas estructurales para estabilizar sus economías, Francia y Alemania parecen atrapadas en un ciclo de estancamiento político y económico.
El futuro de la Unión Europea dependerá de la capacidad de sus dos principales economías para superar la crisis. Sin un liderazgo claro de Francia y Alemania, el bloque corre el riesgo de perder cohesión y eficacia en un momento en el que enfrenta desafíos globales como la transición energética, la digitalización y las tensiones geopolíticas.
En este último caso, la recuperación económica y política de Francia y Alemania será crucial para asegurar la estabilidad y el crecimiento de la Unión Europea en los próximos años. Sin embargo, el camino hacia esta recuperación económica parece estar lleno de obstáculos y será necesario un esfuerzo concertado con todos los actores involucrados para superar las divisiones actuales y avanzar hacia soluciones sostenibles.
The post La polarización política frena la recuperación económica de Europa. appeared first on Alerta de guatemala.